Sentir la tierra, algo tan simple se nos vuelve un desafío: el de despojarnos de prejuicios, interpretaciones, objetivaciones. Poder jugar como niñes, conectar sintiendo que no hay jerarquías entre nosotras y esos seres equinos. Ante el desamparo que nos provoca sabernos en un mundo donde los procesos vitales están siendo destruidos por el mercado global, por la pérdida de empatía, por el avance de la maquinaria de destrucción patriarcal y capitalista, Vínculo esencial nos propone reconectar y sanar en un presente en sincronía con los ritmos y tiempos de los seres no humanos, de la vida en su diversidad.