Basándonos en investigaciones en etología, neurociencia, fisiología animal y veterinaria, intentamos no modificar las estructuras sociales de los equinos; los dejamos en libertad y procuramos tomar conciencia de los efectos de nuestra presencia en la manada.
Mediante prácticas y técnicas respetuosas propias del Vínculo Esencial como las de reconocimiento mutuo, la habituación contemplativa, y los códigos para la convivencia pacífica en situaciones diversas.
Vamos profundizando en la relación jugando y dialogando en lugar de comunicar unilateralmente y de forma autoritaria siempre mediante el principio de sincronía y abordando pautas específicas para lograrla.
No montamos a los caballos, pues es la consecuencia de una relación profunda y una ínfima y última parte del vínculo con estos seres maravillosos.
Tampoco ejercemos control por medio del dolor o coerción como encierro, uso de la fuerza abuso de poder o manipulación psicofísica.
No sometemos a condiciones artificiales como estabulación, administración de pienzos o raciones, ni los herramos.
Con las personas trabajamos en forma grupal e individual para entrar en nuestro verdadero ser, sensibilizándonos mediante prácticas de silencio, respiraciones, meditaciones, dinámicas corporales, entre otras maneras de expandir nuestra conciencia y poder vivir la integración y la unidad con estos maravillosos animales y el mundo alrededor.
Al adentrarnos en la verdadera naturaleza, que según el budismo es nuestro estado natural más allá de las circunstancias cotidianas y los vaivenes de nuestra mente, experimentamos estados de calma, serenidad y de gran felicidad al darnos cuenta de que somos una gran conciencia universal amorosa.
Si bien no está promocionado como terapia ni técnica o método, puesto que se trata de la creación y profundización de un vínculo de amistad con el caballo, ahora bien, podría ser que, igual que el desarrollo de una amistad profunda cualquiera, pudiera tener efectos terapéuticos.
Lo que no hacemos es utilizar al caballo para sanarnos a nosotros mismos, del mismo modo que no utilizamos tampoco para ello a un amigo.
Sólo a partir de la libertad de acción sin condicionamientos y desde el amor verdadero, podemos descubrir un vínculo sano y creativo entre las personas y el mundo alrededor.
En general, lo que conocemos como “comportamiento equino”, es un producto de conductas aprendidas para la utilidad humana que descarta este potencial inédito.
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